¿Y si el resfriado tuviera algo que contarte?
El resfriado, ese visitante inesperado que llega con mucosidad, estornudos y cansancio, no solo es una reacción biológica del cuerpo: también es una señal profunda de tu mundo interior. Desde la mirada del coaching neurobiológico y la biodescodificación, lo que muchos llaman una “simple gripe” es, en realidad, un mensaje del cuerpo que vale la pena escuchar.
El lenguaje biológico del cuerpo
Cuando estás resfriado, lo que ocurre a nivel físico es una inflamación de las membranas mucosas del sistema respiratorio superior —nariz, garganta, bronquios— acompañada de una abundante producción de mucosidad. Este proceso suele durar de 3 a 10 días y, en la mayoría de los casos, se resuelve solo.
Pero el cuerpo nunca actúa porque sí. Todo síntoma tiene un propósito, una lógica biológica. En este caso, durante una situación de estrés o conflicto, tu organismo puede generar micro-ulceraciones en las mucosas con el objetivo de facilitar una mayor entrada de aire: más oxígeno, más capacidad de reacción. Biológicamente, eso significa más vida, más control del territorio.
Una vez que el conflicto termina —tras un examen, una discusión, una tensión no expresada— entramos en fase de reparación: el cuerpo comienza a reconstruir lo que fue dañado, y lo hace con inflamación, mucosidad y cansancio. Justamente lo que llamamos “resfriado”.
¿Qué conflicto hay detrás del síntoma?
A nivel emocional, el resfriado aparece muchas veces después de situaciones que hemos vivido como intrusivas, molestas o incluso como “algo que apesta”, tanto literal como simbólicamente.
Frases como:
- “Esto me huele mal”
- “Esto me irrita”
- “Siento que algo no encaja”
- “Necesito alejarme de esta persona o situación”
…nos dan pistas del tipo de conflicto que puede estar en el fondo.
Incluso la clásica creencia de que “en invierno siempre me resfrío” puede ser una programación inconsciente que dispara el síntoma año tras año, reforzada por experiencias pasadas y por el inconsciente colectivo.
Un resfriado para parar, sentir y liberar
¿Te ha pasado que justo después de terminar una semana estresante, una discusión importante o una situación emocional intensa, te resfrías? No es casualidad. Muchas veces el cuerpo espera a que bajes la guardia para poder iniciar la reparación. Te obliga a parar. A descansar. A soltar.
La mucosidad es una forma de liberación emocional. Y la congestión puede ser un símbolo de algo que no quieres “oler” o enfrentar. Es probable que estés atravesando una situación que te incomoda profundamente, pero que aún no te has permitido sentir del todo. ¿Qué sería eso que no te estás dejando llorar?
Una invitación a escucharte diferente
Desde el coaching neurobiológico, entendemos que el cuerpo es un aliado, no un enemigo. Que cada síntoma trae información, y que enfermar puede ser, en ocasiones, una forma de restaurar el equilibrio perdido. El resfriado puede estar indicándote que estás desconectado de ti mismo, que necesitas detenerte, recargar tu energía y reevaluar ciertas actitudes o vínculos.
Es una oportunidad para preguntarte:
- ¿Qué situación reciente me ha “hinchado las narices”?
- ¿Con quién me siento incómodo o distante?
- ¿Qué pensamientos o emociones necesito liberar?
- ¿Estoy escuchando lo que mi cuerpo necesita?
El resfriado no es solo un virus. Es una señal. Una pausa obligatoria que te invita a revisar cómo estás viviendo, cómo estás respirando tu vida y con qué estás cargando emocionalmente. Más allá del malestar físico, puede ser una hermosa oportunidad para reconectar contigo mismo, con tu cuerpo y con tu verdad más profunda.
Y tú, ¿qué estás necesitando soltar?