El mensaje emocional de los codos

El mensaje emocional de los codos. ¿Qué te impide moverte libremente?

¿Qué te impide moverte libremente?

Nuestros codos no solo son bisagras físicas que nos permiten doblar los brazos. Son también puntos clave de flexibilidad emocional, adaptabilidad y libertad interior. Representan esa capacidad de cambiar de dirección, de adaptarnos ante lo inesperado y abrazar lo nuevo con apertura.

Cuando hay dolor, rigidez o molestias en los codos, el cuerpo nos está susurrando algo importante:
¿Qué parte de ti se resiste al cambio?
¿En qué área de tu vida sientes que pierdes libertad de movimiento?

Los codos y el flujo de la vida

Cada vez que extendemos el brazo, nos acercamos a algo o alguien. Cada vez que lo doblamos, protegemos, nos retraemos, o incluso nos defendemos. El codo es símbolo de acción, pero también de límites personales.
En Coaching NeuroBiológico lo entendemos como un puente entre el hacer y el sentir:

  • Si te cuesta avanzar, puede que estés bloqueando la energía que nace del corazón.
  • Si juzgas a otros por ser diferentes, es posible que estés resistiendo ver una nueva perspectiva que te haría evolucionar.

Sentido biológico: ¿Qué función cumple el codo?

Desde lo biológico, el codo es una articulación vital que nos permite acercar o alejar la mano del cuerpo, facilitando movimientos tan esenciales como alimentarnos o abrazar.
Esta función simboliza la capacidad de abarcar o proteger, dependiendo de si el codo está extendido o recogido.

Por eso, los conflictos relacionados con los codos suelen girar en torno al:

  • Espacio vital personal
  • Desvalorización profesional
  • Falta de flexibilidad en lo emocional o lo laboral

Conflictos emocionales a observar

  • Parte externa del codo: Puede reflejar una lucha por “abrirse paso” en la vida o en el trabajo. Literalmente, «ir a codazos».
  • Parte interna del codo: Se asocia con el afecto, el contacto, los abrazos, y las emociones que se reprimen o no se expresan.
  • Dolores o inflamaciones: Indican posibles conflictos de desvalorización, resistencia, exceso de carga u obligación impuesta.

Algunos ejemplos comunes:

  • Epicondilitis (dolor en el codo externo):
    • Lado derecho: Sentimiento de obligación forzada.
    • Lado izquierdo: Gesto que no se valora, esfuerzo no reconocido.
  • Eczema o psoriasis en los codos:
    • «Me siento distanciado o excluido de mis tareas o entorno laboral».
  • Interior del codo:
    • Revisa si hay afectos no expresados o duelos no elaborados en tu árbol familiar.
    • ¿A quién quisiste abrazar y no pudiste?

Re-sentires según el lado afectado

  • Codo izquierdo (para diestros):
    • “Quiero algo y no me lo permiten”.
    • “Siempre tengo que estar pendiente de otro”.
  • Codo derecho (para diestros):
    • “Estoy obligado a hacer algo que no deseo”.

(Recuerda: si eres zurdo, los significados se invierten).

¿Cómo empezar a liberar ese bloqueo?

  • Pregúntate: ¿Qué cambio me estoy resistiendo a aceptar?
  • Observa tus gestos cotidianos: ¿Desde dónde me muevo? ¿Desde el corazón o desde el deber?
  • Honra tus emociones: no las juzgues, solo escúchalas.
  • Explora tu historia familiar: ¿hay patrones de rigidez, control o represión que se repiten?

Tu cuerpo nunca miente. Solo quiere que vuelvas a moverte con amor, libertad y propósito.

Ejercicio de liberación emocional para los codos

Flexibilizando tu capacidad de cambiar, abrazar y accionar desde el corazón

1. Preparación: Crea un espacio seguro

Busca un lugar tranquilo. Siéntate cómodamente con la espalda recta. Respira profundo al menos tres veces, inhalando por la nariz y exhalando lentamente por la boca.
Coloca las manos sobre tus muslos, con las palmas hacia arriba, en actitud de apertura.

2. Conexión corporal: Siente tus codos

Cierra los ojos y lleva tu atención a tus codos.
Pregúntate en silencio:

  • ¿Cómo se sienten? ¿Livianos, tensos, adormecidos?
  • ¿Qué emoción aparece cuando me conecto con esta zona?
  • ¿Hay algo en mi vida a lo que me estoy resistiendo o que me cuesta soltar?

No busques respuestas “correctas”. Solo permite que surja lo que necesite ser visto.

3. Asociación emocional consciente

Elige el codo que sientas más cargado o que te llama más la atención. Luego, responde por escrito (o mentalmente) las siguientes preguntas:

¿Qué situación actual siento que me limita o me obliga a actuar en contra de lo que deseo?
¿A quién o qué me cuesta abrazar (aceptar, integrar, perdonar)? ¿De dónde aprendí a resistirme al cambio o a cerrarme emocionalmente?

Ahora, vuelve al cuerpo. Imagina que esa emoción, esa historia o esa resistencia está «atrapada» en tu codo. Visualízala como una energía con forma o color.

4. Movimiento simbólico con intención

Pon una mano sobre el codo opuesto. Hazlo con suavidad y presencia.
Respira y repite en voz alta (o mentalmente):

“Me doy permiso para moverme con libertad.
Libero la rigidez que ya no me sirve.
Acepto nuevas direcciones con confianza y compasión.”

Ahora, extiende y flexiona lentamente ambos brazos como si estuvieras ofreciendo y recibiendo un abrazo energético. Siente cómo se abren tus articulaciones, y con ellas, tu disposición emocional al cambio.

Hazlo por al menos 1 minuto, sintiendo que cada movimiento abre un nuevo espacio en tu vida.

5. Integración final

Coloca tus manos en el corazón y respira profundo.

Di para ti:

“Soy flexible, y desde esa flexibilidad, elijo vivir con más amor, apertura y propósito.”

Permanece unos segundos en silencio, sintiendo el cuerpo, integrando el mensaje. Luego, estira los brazos como si te abrazaras a ti mismo/a.

¿Qué puedes hacer después?

Escribe lo que sentiste durante el ejercicio.
Obsérvate durante el día: ¿Cómo te mueves? ¿Desde la rigidez o desde la apertura?
Repite este ejercicio durante varios días si hay molestias físicas o emocionales persistentes.

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