El poder de los sueños

Qué te quieren decir tus sueños

¿Qué te quieren decir tus sueños?

Hoy no te voy a hablar de los sueños de metas o logros. Hoy quiero hablarte de los otros sueños… esos que aparecen mientras duermes. Los que vienen sin filtros, sin lógica aparente, cargados de símbolos, emociones, memorias y misterios. Esos sueños que son, ni más ni menos, el lenguaje del inconsciente.

Nuestro inconsciente se comunica constantemente con nosotros: a través del cuerpo, de las sensaciones, de las emociones… y también a través de los sueños. Es un lenguaje profundo, simbólico, a veces encriptado, pero cargado de información esencial para nuestra evolución personal.

Anoche tuve un sueño. Uno simple, pero profundamente revelador. Estaba en un teleférico que giraba en bucle, una y otra vez, sin detenerse. Yo quería bajarme. Lo intentaba. Pero algo me lo impedía. El miedo. Ese miedo ancestral de que lanzarse al vacío sea peor que quedarse en lo conocido, aunque lo conocido duela.

En el sueño estaba acompañada por Camila, mi perrita que ya no está en este plano. Camila fue mi compañera en momentos de soledad, miedo e incertidumbre. Juntas transitamos tardes de silencio, de preguntas sin respuesta, de duelo y transformación. En el sueño, su presencia era tan viva como antes. Ella estaba ahí, conmigo, como siempre… fiel, amorosa, silenciosamente presente.

Personas de mi pasado subían y bajaban del teleférico con facilidad. Yo no. Yo permanecía atrapada. Algunas incluso se lanzaban al agua desde esa altura considerable. Yo las veía caer y nadar hasta la orilla. Sobrevivían. Pero yo no me atrevía. No por mí. Por Camila. Tenía miedo de que ella no sobreviviera al salto.

El agua, símbolo universal del inconsciente, de la vida, de la madre… estaba ahí, esperándome. Pero yo no saltaba.

Desperté con angustia. Con ese nudo en el estómago. Con la garganta apretada. Y con la certeza de que ese sueño no era un sueño más. Era un mensaje claro, directo, profundamente simbólico: estoy en un bucle. Un loop emocional del pasado. Uno que conozco bien. Uno que ya no quiero, pero al que aún me aferro.

Y lo más revelador del sueño: la única vez que logré bajarme, caminé hacia un elevador que me conduciría a casa. Mi casa. Mi refugio. Mi lugar seguro. Pero cuando el elevador subía, en el piso 35 se partía en dos… y la mitad en la que yo estaba volvía a ser el teleférico. De nuevo en el bucle.

¿Qué parte de mí tiene miedo de llegar a casa?

Ese sueño me mostró que hay una parte mía que anhela volver a casa… a mí misma. Pero también hay otra parte que teme el salto. El cambio. La profundidad de lo que pueda encontrar si me sumerjo en esas aguas simbólicas. ¿Qué hay allí abajo que me asusta tanto?

Por eso hoy me propongo sumergirme en ese símbolo. Preguntarle a mi inconsciente qué me quiere mostrar. Escuchar, sin forzar. Esperar la respuesta con confianza. Porque sé que vendrá, en el momento justo, en la forma adecuada: en una frase, una canción, una emoción, una imagen… como suele hacerlo el alma.

Y por eso te comparto esto. Porque tal vez tú también estés en un bucle. Tal vez también te sientas atrapado en una zona “cómoda” que, en realidad, ya no te sostiene. Tal vez también necesites dar ese salto hacia lo desconocido. Hacia lo nuevo. Hacia ti.

Los sueños no mienten. Solo susurran.

Por eso te invito a escucharlos. A escribirlos. A jugar a ser detective de tu propio inconsciente. A seguir las pistas, como las migas de pan de Hansel y Gretel, que te guían en medio del bosque. Tus sueños te están dejando señales para que encuentres el camino de regreso a casa… a tu hogar interior, a ese lugar seguro dentro de ti.

Toma nota de lo que sientes al despertar. ¿Dónde lo sientes en el cuerpo? ¿Qué imágenes se repiten? ¿Qué emociones te despiertan? Anota todo. Y luego pregúntate:
¿Qué significa esto para mí?
Y deja que la respuesta llegue. No la fuerces. Solo confía.

Porque cuando estés listo, cuando tu alma esté preparada… la respuesta se revelará. Y verás que cada sueño ha sido una llave. Una oportunidad. Una puerta hacia el siguiente nivel de conciencia.

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